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Cómo curar los ataques de pánico 

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Carmen López

Psicóloga. Master en Recursos Humanos.

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Según el observatorio suizo de la salud, en el estudio “Salud psíquica en Suiza” de 2016, un 14% 

de la población de Europa mayor de 14 años sufre algún trastorno de ansiedad. Los ataques de pánico son uno de estros trastornos y los sufre un 2% de la población. Se trata de un problema que afecta a casi ocho millones de personas en Europa.

 

Síntomas.

 

Un ataque de pánico es una experiencia aterradora. Suele alcanzar su pico de intensidad a los diez minutos de haber empezado y a partir de ahí el ataque empieza a remitir. Los síntomas físicos son tan fuertes que las personas que lo sufren creen que van a morir porque están sufriendo un ataque al corazón o un ictus. Estos síntomas incluyen, según la Asociación Americana de Ansiedad y Depresión:

 

-Palpitaciones, pulso acelerado

-Sudor

-Temblores o convulsiones

-Sensación de falta de aliento o asfixia

-Sensación de ahogo

-Dolor o molestias en el pecho 

-Nauseas, angustia

-Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo

-Escalofríos o sofocos

-Parestesia (hormigueo en las extremidades)

-Desrealización (Sentimientos de irrealidad) 

-Despersonalización (Sentirse separado de uno mismo) 

-Creer que se pierde el control o que te vuelves loco

-Miedo a morir

 

No todos los ataques de pánico presentan todos los síntomas ni todas las personas los experimentan igual. Generalmente, se considera que alguien ha sufrido un ataque de pánico cuando se dan cuatro o más de estos síntomas. 

 

Causas de los ataques de pánico.

 

Los investigadores apuntan a que puede haber una predisposición genética, pero lo que está claro es que hay algunos factores ambientales que ayudan a disparar un ataque de pánico:

 

-Tener altos niveles de estrés durante largos periodos de tiempo.

-Tener ansiedad, depresión o fobias.

-Haber sufrido acontecimientos traumáticos a nivel psíquico (afectivo, social, familiar, financiero) 

-Haber sufrido acontecimientos traumáticos a nivel físico (accidente o enfermedad grave)

-Consumir drogas.

-Consumir alcohol y/o cafeína en exceso.

 

Tratamiento. Primeros pasos.

 

La mayoría de las personas que experimentan por primera vez un ataque de pánico pasan por urgencias de un hospital creyendo que sufren un ictus o un infarto. No se sienta avergonzado cuando al final le diagnostiquen que no tiene nada. HACERSE UN CHEQUEO MEDICO COMPLETO ES EL PRIMER PASO PARA DESCARTAR OTRAS ENFERMEDADES o problemas de corazón. Antes de empezar el tratamiento psicológico, siempre derivo a mis pacientes al médico a hacerse un chequeo si no se lo han hecho. Este chequeo incluye distintas pruebas entre las que se encuentra un análisis de sangre y un electrocardiograma. En Suiza cuesta unos 500 francos o algo menos dependiendo lo que cubra su seguro. En España lo cubre la Seguridad Social. No lo considere un gasto, sino una inversión en su salud y el primer paso de su recuperación. Además, a nivel psicológico el chequeo es extremadamente importante. El dictamen de un médico que confirme que no tiene ninguna enfermedad ayuda a rebajar su nivel de ansiedad y disminuye la probabilidad e intensidad de los ataques.

 

Tras el dictamen médico comienza el tratamiento psicológico. La terapia en mi consulta es cognitiva-conductual. Diversos estudios y autores describen la terapia cognitiva-conductual como la más efectiva para los problemas de ansiedad. El funcionamiento es el siguiente: Tus pensamientos te provocan emociones, y éstas provocan comportamientos y reacciones físicas. Si controlas tus pensamientos, controlas tus emociones y tu reacción física. 

 

En el caso de los trastornos de ansiedad, los pensamientos negativos provocan emociones negativas como miedo, angustia, enfado o sensación de amenaza, y éstas provocan a su vez reacciones físicas como la subida del pulso, la presión sanguínea y la secreción de hormonas del estrés (cortisol). Esta hormona focaliza nuestra mente en la amenaza, deprime nuestro sistema inmunológico y pone el cuerpo en situación de alerta. 

 

Antes de seguir dejemos clara una cosa: El estrés no es malo. Es una reacción natural que tiene una función biológica, que salva vidas y salvaguarda nuestra integridad. El problema es el estrés crónico, porque el estrés es una respuesta que consume muchísimos recursos y el cuerpo no está preparado para soportarlo durante mucho tiempo.

 

Nuestra vida e integridad no están amenazadas constantemente en las sociedades desarrolladas, por eso el el estrés crónico no surge por amenazas reales. Aparece cuando INTERPRETAMOS una situación como una amenaza aunque no lo sea. Por ejemplo, la critica que hace nuestro jefe a un trabajo que hemos hecho. Algunas personas se lo tomarán como una oportunidad para crecer y mejorar, mientras que otras lo verán como un ataque. Estas últimas sufrirán estrés. Si esta critica afecta a nuestra autoestima, podemos caer en un círculo vicioso y empezaremos a pensar que no valemos, que la gente está en contra nuestra y entraremos en una espiral de pensamientos negativos que se irán reforzando. Con el tiempo, este estrés crónico puede desembocar en ataques de pánico.  

 

Estos pensamientos negativos van creando con el tiempo circuitos cerebrales que hacen que nuestra vision del mundo se distorsione, y veamos peligros donde no los hay. 

 

Pensamientos Negativos:

Estos son algunos pensamientos negativos distorsionados que provocan trastornos de ansiedad:

 

“Todo me sale mal”

“Todo va a salir mal”

“La gente piensa mal de mi”

“No valgo nada”

“Nunca cumplo con lo que me propongo”

“Soy un perdedor”

“La gente ha de verme siempre fantástico”

“Tengo que agradar a los demás, si no no me querrán”

“Siempre tengo que tener la razón”

“Nunca tengo razón” 

“Todo es culpa de los demás”

“Si no soluciono yo todos los problemas, nadie lo hará”

“El mundo está en mi contra” 

“Todo es culpa mía”

“He cometido un error y es imperdonable”

“Tengo que ser siempre el mejor”

“Algo funciona mal en mi”

“No puedo hacer nada para arreglar las cosas”

“Todos son unos inútiles”

 

Se trata de pensamientos absolutos, donde no hay término medio. Su propia formulación cierra la puerta a buscar una solución. Si de verdad creo que todo sale mal porque todos son unos inútiles, no hay nada que yo pueda hacer.

El problema es que son pensamientos que nos decimos de forma inconsciente y muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de que son los causantes últimos de nuestra ansiedad. 

 

Tratamiento psicológico:

 

La primera parte de mi trabajo consiste en detectar esos pensamientos negativos distorsionados y hacer que el paciente se dé cuenta que no son amenazas reales. Después tengo que enseñarle a  sustituir esos pensamientos negativos por otros positivos. De esa forma se van creando nuevos circuitos cerebrales para interpretar la realidad de forma no distorsionada, más positiva. Esta terapia funciona muy bien a medio y largo plazo. Crear estos nuevos circuitos neuronales lleva tiempo, entre seis y nueve meses. Este trabajo es el que soluciona la raíz del problema. Sufrir nuevos ataques de pánico durante el proceso es normal, pero cada vez serán más espaciados y de menor intensidad hasta que el paciente recupere la normalidad.

 

La segunda parte de mi trabajo consiste en dar a mis pacientes herramientas para reaccionar ante un ataque de ansiedad. Estas técnicas no solucionan la raíz del problema (Los pensamientos negativos) pero son muy efectivas a corto plazo porque te tranquilizan y a largo plazo porque se automatizan. Al sufrir un ataque de pánico hay que cambiar el foco de de atención, no dejar que el miedo ocupe toda tu mente. Para ello, enseño a mis pacientes a relajarse mediante la respiración. Primero los guío para que aprendan el proceso, pero rápidamente aprenden a hacerlo solos y usan esta técnica en su día a día. A la vez hay que hacer que cambien de pensamientos. Frente a un ataque de pánico hay que pensar: “Esto no es real. Estoy completamente sano. No me pasa nada”. Una técnica que funciona muy bien es debilitar el ataque con el humor: “De acuerdo, ataque de pánico: cuando te parezca bien, termina de molestar para que pueda seguir con mis cosas”

 

La tercera parte es hacer que la gente se enfrente a sus miedos. Si una persona ha sufrido un ataque de pánico conduciendo, tiende a evitar conducir. Este modo de reaccionar es normal pero contraproducente, porque puede derivar en una fobia. Hay que volver a conducir lo antes posible. Primero por el barrio, despacio, luego por la ciudad, y por último salir a la autovía. Si ha sufrido el ataque haciendo deporte, o en una reunión de trabajo, o en un avión hay que hacer igual: Enfrentarse a los miedos cuanto antes.

 

La cuarta y última parte es muy sencilla: Evitar los detonantes químicos. Café, alcohol y por supuesto drogas no hay que probarlos durante el periodo de recuperación. Y una vez recuperado, hay que consumir cafeína y alcohol con moderación y las drogas, por supuesto, evitarlas a toda costa.

 

Conclusión:

 

Los ataques de pánico pueden ser superados en algunos casos sin ayuda externa. Hay libros y webs muy buenos que pueden ayudarte a recorrer el camino hacia la recuperación. Al final del artículo puedes encontrar un par de enlaces muy interesantes (1)(2). Si quieres intentarlo solo, te deseo muchísimo ánimo, paciencia y éxito. 

 

La ayuda de un psicólogo te la recomiendo si no has tenido éxito por ti mismo/a, si tus ataques de pánico te impiden hacer vida normal o si no te sientes con fuerzas para enfrentarte solo/a al problema.

 

Un profesional tiene la desventaja del coste, pero aumenta de forma considerable la probabilidad de éxito y disminuye el tiempo de recuperación. Tus pensamientos negativos son producidos de forma automática por tu cerebro y muchas veces no eres ni siquiera consciente de que estás viendo la realidad de forma distorsionada. Un psicólogo y un psiquiatra están entrenado para hacer que seas consciente de la distorsión y así cambiar tus pensamientos. La segunda razón de la mayor eficacia de estos profesionales es la personalización. Los libros y las webs, al igual que este artículo, hablan de forma general de los ataques de pánico, pero no de TUS ATAQUES DE PANICO. El psicólogo/a adaptará la estrategia, el tratamiento y las técnicas a tu caso concreto, de forma que la recuperación sea mas rápida y completa. La tercera razón del mayor éxito con un profesional es el sentido de obligación financiera y personal. A nadie le gusta tirar el dinero, y está demostrado que pagar por un tratamiento hace que te comprometas más con el éxito. En cuanto al compromiso personal, nadie quiere decepcionar a una persona de autoridad (En este caso el psicólogo o el psiquiatra) ni traicionar la palabra dada. Exige la titulación de psicólogo/a o psiquiatra a la persona que te va a tratar.

 

Sufrir ataques de pánico es muy duro. Solo el que los ha sufrido sabe cuánto se sufre. La buena noticia es que las herramientas que vas utilizar para superar los ataques de pánico (El control de los propios pensamientos y las técnicas de relajación, por ejemplo) te van a servir para otros ámbitos en tu vida.

 

(2) “When Panic Attacks” David D. Burns, MD. 

(2) https://forodeansiedad.com/ataques-de-panico-ansiedad/

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